¿QUÉ
ES LO VIRTUAL?
PIERRE
LÉVY
En
el libro estudiado de Pierre Lévy, el autor se plantea la tarea de
indagar el sentido de la virtualización, no en el sentido catastrófico, que la contemplan como el cataclismo que anuncia el fin
de la cultura y las relaciones humanizadas; y tampoco, con la visión
idealizada que la presentan como la panacea para los problemas de
nuestras sociedades post-industriales. Presenta tres estados alternos
a lo virtual: lo actual, lo real y lo posible. El libro estudia la
virtualización que remonta desde lo real o lo actual hacia lo
virtual.
En
su uso corriente, el término virtual se suele emplear a menudo para
expresar la ausencia pura y simple de existencia, presuponiendo la
realidad como una realización material, una presencia tangible. Lo
real estaría en el orden del yo lo tengo, en tanto que lo virtual
estaría dentro del orden del tú lo tendrás, o de la ilusión.
La
palabra virtual procede del latín medieval virtualis, que a su vez
deriva de virtus: fuerza, potencia. En la filosofía escolástica, lo
virtual es aquello que existe en potencia pero no en acto. Lo virtual
tiende a actualizarse, aunque no se concretiza de un modo efectivo o
formal. El árbol está virtualmente presente en la semilla. Con todo
rigor filosófico, lo virtual no se opone a lo real sino a lo actual:
virtualidad y actualidad sólo son dos maneras de ser diferentes.
La
actualización es creación, invención de una forma a partir de una
configuración dinámica de fuerzas y finalidades. Es distinto a
asignar una realidad a un posible o a la elección entre un conjunto
predeterminado: una producción de cualidades nuevas, una
transformación de las ideas, una verdadera conversión que, por
contrapartida, alimenta lo virtual.
Lo
real se asemeja a lo posible; por el contrario, lo actual no se
parece en nada a lo virtual: le responde.
Para
Lévy, la virtualización no es buena ni es mala, pero sobretodo
tiene poca afinidad con lo falso, lo ilusorio y lo imaginario; lo
virtual no es lo opuesto a lo real sino una forma de ser que favorece
la creatividad y deja ver algunos de los asuntos que la presencia
física inmediata nos ha llevado a tratar con superficialidad.
El
autor aporta
que la virtualización tiene un vínculo muy estrecho con la
información y la comunicación, pero que también se va a vincular
con la economía; con el cuerpo, la constitución del sujeto y su
lenguaje; con la política; con la inteligencia donde hay una
inteligencia colectiva emergente; y la sensibilidad.
Lévy
concibe la virtualización de la inteligencia como un campo de juego
donde se enfrentan dos equipos, produciendo todo tipo de sinergias
para dominar el balón y alcanzar el objetivo propuesto: vencer al
equipo contrincante. Por ende, “los jugadores hacen que el balón
sea a la vez un índice giratorio entre los sujetos individuales, un
vector que permite a cada uno y el objeto principal, el vínculo
dinámico del sujeto colectivo. El balón se considera como un
prototipo del objeto-vínculo, del objeto catalizador de la
inteligencia colectiva.
En
el caso de la inteligencia virtual los grupos colectivos plantean sus
intereses que los identifican frente a otros grupos colectivos,
centrando el interés en procesos cooperativos, igualitarios y
competitivos, pero siempre abiertos al conocimiento y a la inclusión
de una nueva información. De ahí que, el balón comienza a circular
de acuerdo a los intereses de los participantes virtuales,
conllevando a una virtualización de los procesos, ya sea en orden de
poder o de hegemonía, o de apresar un ámbito de resignificación de
la ciencia para ser una persona competitiva en el ámbito del mundo
global o local. Durante el proceso de virtualización el vector que
centra el interés del colectivo se convierte en una acción virtual
objetivada, a la vez que es objeto de socialización.
La
lectura reconoce la realidad de los adelantos tecnológicos que nos
permite adentrarnos a nuevos acercamientos al cuerpo reconociendo así
la posibilidad de comprender mejor su constitución a partir de
representaciones tecnológicas.
Por
eso, reconociendo los avances tecnológicos para responder a los
estímulos complejos del ser humanos, se debe apreciar que esta
propuesta de una nueva “corporalidad” se escapa a la comprensión
del humano porque no se ha podido reconstruir todos los estímulos
que la realidad enriquece a la vida del ser humano.
El
texto es un objeto virtual que se actualiza constantemente por medio
de la lectura e interpretación del lector. La virtualización del
texto está en estrecha relación con la lectura y a partir de allí
con la fabricación y actualización del sentido.
En
el que en todo caso lo virtual se hace presente cuando se actualiza
el mensaje y se asigna una interpretación, donde los nuevos avances
tecnológicos favorecen un tratamiento distinto del texto: que le
permiten al lector hacer una lectura lineal, discontinua, que lo
convierte en escritor. Es la subjetividad la que conduce el tipo de
asociaciones y conexiones que se desean se realizaran. Conexiones con
dos hipertextos, creación de vínculos, saltar por diferentes nodos,
generar enlaces con personas que aportan a la construcción del
hipertexto.
Para
Levy aquí es donde surge la problemática, en el acoplamiento dado
entre el procesador, los programas de lectura, el navegador y el
lector. La participación colectiva en la construcción de un
hipertexto contiene el aporte subjetivo de variadas personas, sin
embargo cuando un lector particular se relaciona con este, de alguna
manera pierde contacto con los coautores, le pide al texto que le
haga pensar aquí y ahora. Estos acercamientos con el texto digital
hacen pensar en nuevas mutaciones e invención de otros sistemas de
escritura en el inmenso mar del ciberespacio para aumentar su
potencial lo que llama Lévy: el surgimiento de una nueva cultura del
texto.
En
cuanto a la economía, esta requiere de contratos y técnicas que
virtualizan acciones y relaciones de fuerza con una significación
precisamente económica. ¿En qué consiste esa significación
económica?, es decir, ¿cómo es que lo utilitario o lo funcional de
las prácticas económicas se constituye como algo con significados
intensos, con formas que tienen intensidad, con características de
potencialidad aglutinadora en lo social? Es una pregunta que indaga
por la afectividad en el proceso de virtualización de la economía.
Los
hilos que se han elegido como configuradores del proceso económico
(dinero, trabajo, consumo) pueden comprenderse como formas afectivas
objetivadas y a la vez constituidas en tecnologías. Por ejemplo: el
dinero, como lo hemos señalado, tiene esa dimensión doble de lo
material y lo inmaterial, precisamente porque virtualiza relaciones
sociales previamente constituidas.
Carlos
Miranda
CI.
6 719 865
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